El otro día me quede sorprendido
viendo un documental en la televisión, en donde un señor de 103 años salía a
correr a la calle acompañado de familiares y amigos. Por eso, me ha surgido la
duda y me pregunto hasta donde las personas tenemos la limitación de hacer o no
hacer deporte y si este caso es solamente una excepción entre un millón. El
periodista que le hacía la entrevista le preguntaba al hombre, ¿cuál es su
secreto?, y el hombre sonriendo le contestó, “las ganas de seguir viviendo”. El
periodista sorprendido ante la respuesta de aquel hombre, prosiguió con una
batería de preguntas sobre su pasado, sus lesiones y las dietas. Aquel hombre
no había sido un deportista de élite, ni un erudito del deporte en general, él
había trabajado durante 60 años en el campo, y también cuidando de su familia
durante todo este tiempo.
En cambio, en esta sociedad
acelerada, donde tenemos una escasez de tiempo, limitada muchas veces por
trabajo, por las relaciones sociales o simplemente por hábitos mal
acostumbrados, muchas veces no nos damos cuenta y dejamos en un segundo lugar
algo fundamental, nuestra salud.
Aquel hombre sonriente, no
hablaba de ninguna dieta secreta, tampoco de un entrenamiento estricto o de una
medicación la cual le ayudara a estar con ese aspecto tan saludable. Sus
hábitos eran siempre los mismos, levantarse de la cama con su única meta de
“seguir viviendo”, haciendo deporte, estar con sus amigos y familiares y poder
aprovechar el tiempo de la mejor manera posible.
¿Cuanto tiempo dedicamos a
nuestra salud al cabo del día? Es una pregunta que nos deberíamos hacer por lo
menos de vez en cuando, para poder darnos cuenta de cuales son nuestras
prioridades actualmente y cuales podrían ser en un futuro.
En el rostro de aquel superhombre
de la sonrisa eterna se reflejaba la felicidad y la tranquilidad de poder hacer
hasta ahora lo que realmente le gustaba.
El deporte puede ser eterno, solo
depende de cada persona.
Iñaki Alcalde
Responsable de preparación física